Hará tres años ya de un viaje hermoso hacia la República Oriental del Uruguay. Eran las tres de la tarde de un día Sábado y mi madre terminaba de aprontar los bolsos y todos los pertrechos (cosas que no eran tan necesarias). Mi padre, como siempre se juntaba con los amigos en el bolichito a tomar algún trago, hablar de fútbol o discutir, muy pocas veces sobre política. Eran las once de la noche de ese día Sábado y estábamos todos reunidos ya bañados, esperando el taxi que nos llevara a la estación terminal. Llegando allí, el colectivo ya estaba allí, majestuoso e inolvidable por el dibujo del tigre en la selva. En ese coche, nos embarcamos; ha... pero antes que me olvide tengo un pequeño secretito que no eh contado además de estar lindo el ómnibus también estaba linda la azafata así, sin tantos preámbulos le dije a mi madre que me sacara una foto, jaja... y todavía la tengo guardada.
Arribamos después de diez horas de viaje a la ciudad de Punta del Este, lugar bellísimo, un sitio donde la ciudad asemejando a Nueva York en donde contrasta enormemente y hace que sea la más linda del mundo con la costa este del Océano y de la oeste con el mar, y con respecto al mar es increíble pero nunca se metan porque la cantidad de aguas vivas que hay es impresionante.
Fuimos a un hermoso hotel del lado de la costa oeste pero siempre íbamos a hacer playa hacia la costa oceánica por el motivo ya mencionado. Pero la vista que había era genial de allí se veía un faro que iluminaba los caminos a los barcos pero solo de noche, de día todo era claro y el agua cristalina.
Fuimos a dos restaurantes en donde solo se comía pescado pero fue buenísimo porque siendo de Paraná escaseaba el pescado y no quería haberme imaginado lo que hubiese sido en los lugares que no tenían aunque sea un arroyo.
De esa ciudad majestuosa, nos íbamos habiendonos sacado fotos en el hotel Conrad, de mucho prestigio; y al lado de los cañones en donde cuando los barcos querían conquistar y llegar por vía marítima eran bombardeados por estos cañones que por cierto eran gigantes, tal vez porque era chiquito. Partimos hacia la capital y ciudad de Montevideo en donde lo único que llega a mi memoria, es la terminal, GIGANTE, con más de setenta y dos espacios para los coches con un casino y un shopping incluidos. La terminal de "tres cruces" así se llamaba tenía supermercado y no se que otras cosas más pero era gigante y nunca antes vista por lo menos por mí.
Y desde allí emprendimos la vuelta, pero nunca más olvidaré este viaje que se los agradezco a mis padres que me llevaron a conocer. Volvimos en el "pluma" velocísimo y nos dejaron en Paraná, gracias al chofer porque el colectivo iba directo a Santa Fe pero sin pasar por la estación de ómnibus de mi antigua ciudad.
Llegamos a casa y yo como siempre me puse a jugar al fútbol con mis amigos.
Arribamos después de diez horas de viaje a la ciudad de Punta del Este, lugar bellísimo, un sitio donde la ciudad asemejando a Nueva York en donde contrasta enormemente y hace que sea la más linda del mundo con la costa este del Océano y de la oeste con el mar, y con respecto al mar es increíble pero nunca se metan porque la cantidad de aguas vivas que hay es impresionante.
Fuimos a un hermoso hotel del lado de la costa oeste pero siempre íbamos a hacer playa hacia la costa oceánica por el motivo ya mencionado. Pero la vista que había era genial de allí se veía un faro que iluminaba los caminos a los barcos pero solo de noche, de día todo era claro y el agua cristalina.
Fuimos a dos restaurantes en donde solo se comía pescado pero fue buenísimo porque siendo de Paraná escaseaba el pescado y no quería haberme imaginado lo que hubiese sido en los lugares que no tenían aunque sea un arroyo.
De esa ciudad majestuosa, nos íbamos habiendonos sacado fotos en el hotel Conrad, de mucho prestigio; y al lado de los cañones en donde cuando los barcos querían conquistar y llegar por vía marítima eran bombardeados por estos cañones que por cierto eran gigantes, tal vez porque era chiquito. Partimos hacia la capital y ciudad de Montevideo en donde lo único que llega a mi memoria, es la terminal, GIGANTE, con más de setenta y dos espacios para los coches con un casino y un shopping incluidos. La terminal de "tres cruces" así se llamaba tenía supermercado y no se que otras cosas más pero era gigante y nunca antes vista por lo menos por mí.
Y desde allí emprendimos la vuelta, pero nunca más olvidaré este viaje que se los agradezco a mis padres que me llevaron a conocer. Volvimos en el "pluma" velocísimo y nos dejaron en Paraná, gracias al chofer porque el colectivo iba directo a Santa Fe pero sin pasar por la estación de ómnibus de mi antigua ciudad.
Llegamos a casa y yo como siempre me puse a jugar al fútbol con mis amigos.

Fantastica leyenda!!! Gracias por tu firmaa!! besOte...
ResponderEliminarjajajajajjajajaja fue sarcastico...
ResponderEliminarLa crónica está muy bien contada. Se nota que disfrutaste del viaje con tus padres y el reconocimiento por cumplirte este deseo de ir al vecino país "oriental". Gracias por compartir tu experiencia. Hermosas fotos.
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